La valoración de los objetos materiales es una característica fundamental en el ser humano, aunque es en el siglo XXI cuando esta cualidad llega a ser el rasgo distintivo frente al resto de especies que habitan nuestro planeta. Dichos objetos físicos son reconocidos por sus capacidades de interacturar con otros individuos y fomentan las grandes agrupaciones de personas frente a unas pantallas.
Al igual que las nuevas tecnologías ofrecen un nuevo hospedaje casi infinito y abstracto para todos los públicos, también ofrecen una tentación constante del consumo de los últimos productos anunciados. Internet ha unido entre sí a todos los públicos creando una fusión social que tiene como resultado la envidia de muchos jóvenes por otros adultos, que llega a manifestarse en dichos adolescentes como el sueño de trabajar de lo mismo que esas personas o querer vestir de la misma manera para llegar a sentirse tan bien como quienes posan en las fotos. Las redes sociales más exitosas son las responsables de que la personalidad que se comienza a desarrollar en la adolescencia, comience a aflorar en la niñez, siendo no una metamorfosis sino, el inicio de una vida constituida por la imitación.
Sin embargo, la juventud no solo la conforman quienes son menores de edad, sino también adultos que con espíritu joven mantienen la llama de la imitación ardiente, guiando un oscuro camino a las próximas generaciones que le sigan. La responsabilidad en este asunto está ligada a la responsabilidad sanitaria pues, es posible encontrar la misma preocupación entre los padres por que sus hijos se orienten por un móvil y la angustia que causa que un pariente lejano padezca de COVID. Las redes sociales alejan familias como la despreocupación por el mal ajeno mientras el propio se mantenga lejano. Las nuevas tecnologías absorben más tiempo que el que se podría disfrutar con los seres querdios y cuando faltan, una situación de extravío normal se convierte en un ataque de ansiedad para muchos.
El temor a la pérdida de información no es comparable al dolor del vicio que existe y así, la generación que inicia este desarrollo tecnológico comienza a padecer los síntomas de esta grave pandemia que asola con todo lo que interfiera con ella. El uso tecnológico debe de ser ajustado a cada persona, de lo contrario solo depara a la humanidad conocer la única especie capaz de acabar con los seres humanos y que además, fue creada por ellos mismos como signo de evolución y adquisición de un poder casi divino.
Muy buen artículo
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